Separar para reciclar
Reciclar supone dar
a cada residuo el tratamiento más adecuado a su naturaleza y, para ello, los
desechos deben estar agrupados en fracciones homogéneas. Esta tarea de separar
los residuos urbanos recae generalmente sobre el ciudadano, que habrá de depositar
cada fracción en el contenedor que le corresponda o en el punto de recogida
asignado.
La correcta separación de los residuos hace que
su tratamiento sea más efectivo. Así, materiales como el vidrio, el papel o
el plástico que se reciclan son de mejor calidad si los residuos de los cuales
proceden están limpios; y el abono orgánico obtenido por compostaje resulta más
saludable para los cultivos cuanto menos haya estado expuesto a sustancias
tóxicas, y más limpio si carece de restos de plásticos que pueden contaminar
los campos.
Reducir es mejor que reciclar
Una política
sostenible de residuos debe perseguir siempre su minimización. La reutilización y el reciclado suponen una
recuperación de las materias primas y su reintroducción en los procesos
productivos, pero no pueden evitar que los materiales, antes o después, acaben
convirtiéndose en residuos. Por ello la mejor estrategia es la de la
prevención, especialmente aplicada a aquellos residuos de difícil
aprovechamiento, tóxicos o peligrosos. El mejor residuo será siempre aquel que
nunca llega a producirse
No hay comentarios:
Publicar un comentario