jueves, 15 de marzo de 2012

Separar, reducir y reciclar


Separar para reciclar
Reciclar supone dar a cada residuo el tratamiento más adecuado a su naturaleza y, para ello, los desechos deben estar agrupados en fracciones homogéneas. Esta tarea de separar los residuos urbanos recae generalmente sobre el ciudadano, que habrá de depositar cada fracción en el contenedor que le corresponda o en el punto de recogida asignado.
La correcta separación de los residuos hace que su tratamiento sea más efectivo. Así, materiales como el vidrio, el papel o el plástico que se reciclan son de mejor calidad si los residuos de los cuales proceden están limpios; y el abono orgánico obtenido por compostaje resulta más saludable para los cultivos cuanto menos haya estado expuesto a sustancias tóxicas, y más limpio si carece de restos de plásticos que pueden contaminar los campos.



Reducir es mejor que reciclar
Una política sostenible de residuos debe perseguir siempre su minimización. La reutilización y el reciclado suponen una recuperación de las materias primas y su reintroducción en los procesos productivos, pero no pueden evitar que los materiales, antes o después, acaben convirtiéndose en residuos. Por ello la mejor estrategia es la de la prevención, especialmente aplicada a aquellos residuos de difícil aprovechamiento, tóxicos o peligrosos. El mejor residuo será siempre aquel que nunca llega a producirse

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